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EL CIELO

Cuaderno de Observación 2. Galaxia de Andromeda

Estación obligada en numerosas noches de cada año, la Galaxia de Andromeda (M 31/NGC 224) supone un estímulo para el observador principiante y un excelente recurso para el experto. Miles de astrónomos avanzados dirigen sus telescopios una y otra vez a este objeto pese a haberlo hecho en decenas de ocasiones anteriormente, y es que su influjo sobre la pasión por los cielos está fuera de toda duda. Junto a las Nubes de Magallanes, es la única galaxia visible claramente sin ayuda óptica, aunque algunas personas de vista muy aguda aseguran haber detectado también sólo con sus ojos M 33, la Galaxia del Triángulo, en las noches más favorables.

Lo que sí es cierto es que M 31 comparte con la conocida Nebulosa de Orion (M 42/NGC 1976) el atributo de ser el objeto de cielo profundo más observado de la historia. Nos encontramos ante una de las hermanas mayores de la Vía Láctea dentro del Grupo Local, una familia de más de 30 galaxias de la que forma parte la nuestra. La principal diferencia está en el tamaño y la población estelar, ya que M 31 es algo mayor que la Vía Láctea, con un diámetro de unos 150 000 o 160 000 años luz y entre 300 000 y 400 000 millones de estrellas. Ambas son, no obstante, dos espirales muy similares en su estructura.

Desde nuestra perspectiva, la Galaxia de Andromeda aparece ligeramente ladeada, aunque con el ángulo suficiente para que podamos ver su estructura espiral. Al tener una magnitud de 3,4 es posible localizarla, incluso, desde el interior de las ciudades cuando la atmósfera es muy transparente, aunque para observarla en buenas condiciones es inevitable una excursión al campo, la montaña o el mar. La visión telescópica de M 31 no es la mejor que puede obtenerse. Sin duda, los binoculares aventajan a los telescopios, ya que estamos ante un objeto celeste de gran tamaño: visualmente unos 3 grados de arco y fotográficamente, más de 4. Por su longitud focal, si se usa con un un ocular de gran campo, un telescopio pequeño puede aportar una mejor visión que uno de gran potencia, ya que con éste sólo podremos observar la galaxia por sectores, aunque es cierto que con un mayor detalle.

M 31 tiene dos galaxias compañeras que no ofrecen problemas de localización. Tal como se aprecia en la carta estelar, M 32/NGC 221 se halla bajo el núcleo de su hermana mayor, y M 110/NGC 205 se sitúa arriba. A diferencia de la estructura espiral de la galaxia principal, las dos compañeras son elípticas, con forma lenticular en el caso de M 110. Esta última es la mayor de la pareja de galaxias satélites, con un tamaño aparente de 18 x 10 minutos de arco. En M 32 las dimensiones se reducen a 8 x 6 minutos, pero ambas se ven fácilmente con telescopios pequeños, incluso con refractores de 80 mm. de abertura, ya que son de magnitud 8.

Para identificar M 32 y M 110, el observador debe tener en cuenta que la imagen está invertida cuando se observa con un telescopio reflector. Por tanto, en este caso M 110 aparecerá debajo y M 32, arriba, a diferencia de la posición real que aparece en la carta estelar. Con los telescopios refractores ocurre lo mismo que en los reflectores cuando no se usan prismas cenitales, pero si se observa a través de ellos la imagen únicamente se invierte lateralmente, como en un espejo.

En R Andromedae (en la carta, abajo a la derecha) encontramos una interesante variable. Es una estrella de carbono, con un periodo de más de un año en el que su brillo cambia de la magnitud 5,8 a la 14,9. Cuando está en la parte del ciclo de menor brillo, sólo es visible con telescopios grandes, pero en su máximo supera el umbral que permite localizarla a simple vista, ya que está por debajo de la magnitud 6. En el mínimo, encontrar esta estrella es un desafío para telescopios de 260 mm. de abertura. Por debajo de ese tamaño, la capacidad óptica es insuficiente. Las estrellas de carbono atraviesan fases muy avanzadas de su evolución y su observación es muy interesante porque sus matices rojos son los más intensos que pueden encontrarse en el cielo.

"Aun a pesar de tener relojes rotos en los baúles, en las Nubes de Magallanes se guardan los más absolutos y recónditos momentos"

Carmen Cortelles

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