Habibullo Abdussamatov en el Observatorio de Pulkovo, donde es director de Estudios Espaciales en el sector del Sol.
Variaciones cíclicas de la irradiancia solar total y del número de manchas solares, así como una previsión de sus variaciones en los ciclos 24-26 hasta el año 2045. La fase cálida del Sol está marcada en color amarillo y la fría en rojo. La flecha roja indica el comienzo de una nueva época camino a una Pequeña Edad de Hielo. (Cortesía de Habibullo Abdussamatov)
Irradiancia solar total y actividad solar a partir del año 1611 y el pronóstico de sus variaciones hasta el final del siglo XXI (líneas discontinuas). El Sol caliente está marcado en amarillo y el frío en rojo. Durante el Mínimo de Maunder, época en la que no se observaron manchas solares, se celebraron ferias del hielo en Londres sobre el río Támesis congelado. (Cortesía de Habibullo Abdussamatov)
Variaciones del número relativo de manchas en el Sol en los ciclos solares 1 a 24. (Cortesía de Habibullo Abdussamatov)
Pronóstico de los cambios en el clima por causas naturales en los próximos 100 años. (Cortesía de Habibullo Abdussamatov)
Feria de hielo sobre el Támesis congelado, en el Londres del invierno 1683-84. (Pintura de Thomas Wyke)
El Observatorio de Pulkovo, cerca de San Petersburgo, es uno de los centros astronómicos con mayor trayectoria histórica de Rusia. (Foto: O. P. Bykov)
Habibullo Abdussamatov es director de Estudios Espaciales del sector del Sol en el Observatorio de Pulkovo, cerca de San Petersburgo (Rusia), y supervisor del proyecto Lunar Observatory. Pocos astrofísicos han investigado el Sol con tanta profundidad como él, y sus estudios le han erigido en uno de los principales opositores a la masiva corriente científica que postula el calentamiento global de origen antropogénico. Abdussamatov, de origen uzbeko, lo ve de otra forma: la energía que la Tierra recibe del Sol, nuestra estrella madre, disminuirá en las próximas décadas, de la misma forma que ya lo hizo hace varios siglos durante la llamada Pequeña Edad de Hielo, y nuestro planeta vivirá un episodio de “enfriamiento profundo” que tendrá “un gran impacto para la economía global y la sociedad”. Habla de complejos ciclos solares que justifican su teoría y sostiene, asimismo, que el calentamiento global que se ha producido en la Tierra en las últimos decenios ha sido extensivo a Marte y otros planetas del Sistema Solar, en los que evidentemente “no hay influencia humana”, lo cual constituye un indicador de que ese proceso se debe a “causas naturales” y el Sol es su agente principal.
¿Por qué son tan importantes para el clima de la Tierra los cambios en la energía que nos llega del Sol?
El estado de equilibrio a largo plazo del balance energético anual medio de la Tierra, entre la irradiancia solar total (IST) que entra en las capas externas de la atmósfera y la que sale al espacio de la radiación total de energía desde la parte superior de la atmósfera a la superficie, es lo que determina la estabilidad del clima para que la temperatura de la Tierra no cambie. Si a largo plazo la Tierra mantiene más energía solar de la que expulsa, nuestro planeta se calentará, y al contrario, si la Tierra irradia más energía al espacio de la que recibe del Sol se enfriará. Las principales razones de las desviaciones a largo plazo en el balance energético anual promedio de la Tierra desde el estado de equilibrio son una variación cíclica cuasi bicentenaria en la irradiancia solar total entrante (equivalente hasta un 0.5%1) y la porción que absorbe la Tierra, así como la parte de esa energía solar absorbida por nuestro planeta que no es compensada por la energía de la radiación de onda larga emitida al espacio durante un intervalo de tiempo de 20 ± 8 años, que es controlada por la inercia térmica de los océanos.
¿Las alteraciones en ese estado de equilibrio explican grandes cambios en el clima?
Como consecuencia, el balance energético anual promedio de la Tierra originado por las variaciones cuasi bicentenarias de la irradiancia solar total a largo plazo se desvía del estado básico de equilibrio del sistema climático superficie-atmósfera. La desviación a largo plazo en el balance energético anual medio de la Tierra desde el estado de equilibrio (exceso de irradiancia solar total entrante acumulada por los océanos o su deficiencia) dicta un cambio correspondiente en el estado energético y en el clima de la Tierra. Las variaciones del ciclo cuasi bicentenario de la irradiancia solar total, junto con importantes y sucesivas influencias de una cadena de efectos de retroalimentación causal subsiguientes, pueden explicar todos los cambios climáticos. La desviación positiva (o negativa) a largo plazo en el balance energético anual medio de la Tierra de dicho estado de equilibrio —exceso (o deficiencia) de la irradiancia solar total entrante acumulada por los océanos— calentará (o enfriará) gradualmente las capas superiores de agua de los océanos en los trópicos.
¿Cómo afecta todo ello a la circulación atmosférica y a los océanos?
Las características básicas de las variaciones climáticas de la Tierra están relacionadas, en particular, con las fluctuaciones en la fuerza tanto de la circulación atmosférica como de las corrientes oceánicas, incluida la corriente térmica de la Corriente del Golfo, que es impulsada por el calor acumulado por el agua del océano en los trópicos. Están determinadas por la acción directa de la variación cíclica cuasi bicentenaria de la irradiancia solar total e importantes influencias sucesivas de una cadena de efectos causales de retroalimentación originados por los cambios del clima. Los mecanismos secundarios tienen influencias añadidas en forma de efectos de retroalimentación causal en el proceso de enfriamiento, y producen un significativo descenso adicional de la temperatura (dependiendo de la duración del enfriamiento) debido al aumento gradual y no lineal del albedo terrestre, así como de la disminución natural de la concentración atmosférica, principalmente de vapor de agua (de acuerdo con la relación de Clausius-Clapeyron) y otros gases de efecto invernadero (según la ley de Henry), y el efecto contrario en el proceso de calentamiento.
¿De qué forma ha cambiado el clima durante los últimos milenios?
Los cambios climáticos significativos durante los últimos 7.500 años indican que las variaciones cuasi periódicas de la irradiancia solar total bicentenaria definen el mecanismo cíclico correspondiente de cambio climático, desde el calentamiento a una Pequeña Edad de Hielo, y fijan las escalas temporales de prácticamente todos los procesos físicos que ocurren en el sistema Tierra-Sol. La naturaleza global del cambio climático durante los últimos mil años confirma un récord ikaite2: un óptimo climático medieval y una Pequeña Edad de Hielo con el Mínimo de Maunder que también se extendió a la Península Antártica.
¿Cuál es su análisis sobre la Pequeña Edad de Hielo que hubo hace varios siglos?
Mi definición de la Pequeña Edad de Hielo es un periodo cuasi bicentenario (200 ± 70 años) de enfriamiento profundo sin interrupción al calentamiento. Esto es que tuvimos cuatro períodos de la Pequeña Edad de Hielo relacionados con los grandes mínimos cuasi bicentenarios de los ciclos solares: Wolf, Sporer, Maunder y Dalton, respectivamente. Los cambios cíclicos cuasi bicentenarios son siempre la respuesta del sistema climático a las correspondientes influencias externas cíclicas del Sol.
¿Cómo influyen los ciclos de Milankovitch?
Las variaciones cíclicas a largo plazo en la energía total media anual de la radiación solar que entra en las capas superiores de la atmósfera terrestre, causada por los ciclos astronómicos de Milankovitch, son la principal causa fundamental de las correspondientes variaciones climáticas (glaciaciones) en la Tierra. Los ciclos de Milankovitch a largo plazo causan cambios en la irradiancia solar total. Estos cambios provocan variaciones en la temperatura a largo plazo, con influencias de retroalimentación secundarias posteriores. Todo ello es suficiente para gestar cambios climáticos con ciclos glaciares e interglaciares.
¿Y cuál es el papel del dióxido de carbono (CO2)?
Cabe destacar que la cantidad de flujos naturales de dióxido de carbono (CO2), vapor de agua y polvo desde los océanos y zonas de tierra a la atmósfera, así como recíprocamente desde la atmósfera a los océanos y áreas de tierra, excede muchas veces las descargas antropogénicas de estas sustancias a la atmósfera. El contenido total de CO2 en los océanos es aproximadamente 50 veces mayor que en la atmósfera y, a medida que se calienta o se enfría según la intensidad del Sol, libera o absorbe estos gases, respectivamente. Incluso una "respiración" oceánica débil puede cambiar drásticamente el nivel de CO2 en la atmósfera. Los cambios en el dióxido de carbono atmosférico no están siguiendo el ritmo de las emisiones humanas. El impacto de estos gases como mecanismo de cambio climático es secundario y menor en comparación con el poder del Sol. En comparación con la actividad humana, las causas naturales desempeñan un papel más importante en las variaciones climáticas y en el nivel de dióxido de carbono en la atmósfera, ya que los factores naturales son sustancialmente más potentes. Por lo tanto, no hay evidencia de que el dióxido de carbono sea un factor importante en el calentamiento de la Tierra. Aunque el CO2 tiene alguna influencia en dicho calentamiento, el Sol juega un papel mucho mayor en todo el esquema de las cosas.
Conocemos desde hace algunos años su teoría acerca de una nueva Pequeña Edad de Hielo en la Tierra durante el siglo XXI. ¿Continúa convencido de ello?
El Sol es el principal factor que controla el sistema climático e incluso ligeras variaciones a largo plazo de la irradiancia solar total pueden tener serias consecuencias para el clima de la Tierra y otros planetas del Sistema Solar. El signo total y el valor de la desviación del balance energético anual promedio de la Tierra desde el estado de equilibrio durante un largo período de tiempo (exceso de irradiancia solar total acumulado por los océanos o su deficiencia) determinan un cambio correspondiente en el estado de energía del sistema superficie-atmósfera y, por lo tanto, una próxima variación climática y su amplitud. Es decir, las variaciones en el clima de la Tierra son una función de las desviaciones a largo plazo en el balance energético anual promedio de la Tierra desde el estado de equilibrio entre la energía total de la radiación solar entrante en las capas superiores de la atmósfera terrestre y la energía total saliente de la Tierra de vuelta al espacio. Cambios en el clima significativos durante al menos los últimos 800.000 años indican que las variaciones cuasi bicentenarias y el ciclo de 100.000 años en la irradiancia solar total que entra en las capas superiores de la atmósfera terrestre (teniendo en cuenta las influencias directas y posteriores no lineales de los efectos de retroalimentación secundarios) constituyen la causa fundamental de las correspondientes alternancias en el clima, desde el calentamiento hasta la Pequeña Edad de Hielo y el Gran Período Glacial. Las variaciones cíclicas cuasi bicentenarias que controlan la irradiancia solar total determinan a su vez, casi en su totalidad, el mecanismo de alternancias cíclicas cuasi bicentenarias en el cambio climático y establecen escalas de tiempo correspondientes de prácticamente todos los procesos físicos que tienen lugar en el sistema Tierra-Sol. También son la clave para comprender los cambios cíclicos tanto en la naturaleza como en la sociedad.
La NASA y otras instituciones internacionales sostienen que 2014 y 2015 han sido los años más cálidos de los últimos siglos. ¿Cuál es su opinión al respecto?
2014 y 2015 fueron años cálidos, pero no los más cálidos. 1998 sigue siendo el más cálido. Está relacionado con el máximo de la irradiancia solar total de 24 ciclos y el ciclo bicentenario.
En su investigación usted dice que también ha habido un aumento de las temperaturas en Marte, lo cual supone una evidencia de que el calentamiento global en la Tierra no ha sido causado por el hombre. Explíquelo, por favor...
A principios del último cuarto del siglo XX se estableció el calentamiento simultáneo de la Tierra, Marte y otros planetas y satélites de planetas en el Sistema Solar. En el año 2005, datos de las misiones espaciales Mars Global Surveyor y Odyssey de la NASA revelaron que las capas de hielo de dióxido de carbono cerca del polo sur de Marte habían estado disminuyendo durante tres veranos consecutivos. ¿Hay algo en común para todos los planetas del Sistema Solar cuya acción podría desencadenar su calentamiento simultáneo durante el mismo período de tiempo? Debido a que no hay emisiones hechas por el hombre en Marte, dicho calentamiento se debe a otras causas, como un Sol que se calienta, y estas mismas causas son responsables del calentamiento observado en la Tierra durante prácticamente todo el siglo XX. Este factor común, que afecta simultáneamente a todos los cuerpos del Sistema Solar, es un alto nivel de irradiancia solar total a largo plazo durante prácticamente todo el siglo XX. Por ello, el calentamiento simultáneo en la Tierra, Marte y todo el Sistema Solar tiene un origen solar natural y confirma la acción del verano solar en todo el Sistema Solar, así como la alternancia de las condiciones climáticas en él. En general, por analogía con las estaciones astronómicas de la Tierra, existe también una alternancia similar de condiciones climáticas en el Sistema Solar, dictada por la variación cíclica cuasi-bicentenaria de la irradiancia solar total. Bajo este punto de vista, después de ese verano solar en todo nuestro Sistema Solar llegó la estación del otoño solar, y tras él, en torno al año 2060 ± 11, llegaremos a la estación del invierno solar del ciclo cuasi bicentenario de la variación climática. Sólo a principios del siglo XXII llegará la temporada "primavera soleada" en toda la región del Sistema Solar. La disminución observada a largo plazo de la irradiancia solar total y el futuro enfriamiento profundo afectarán, en primer lugar y fundamentalmente, a los recursos naturales dependientes del clima e influirán en la economía estrechamente relacionada con el estado del clima. La temperatura a mediados del siglo XXI podría reducirse a los valores del Mínimo de Maunder, que tuvo lugar en el periodo comprendido entre 1645 y 1715. Por lo tanto, el cambio climático es un proceso natural, más allá del control humano, y no está prácticamente conectado con nuestras actividades. La nueva Pequeña Edad de Hielo podría causar inviernos duraderos y extremadamente fríos, caracterizados por la congelación de ríos normalmente libres de hielo, así como por nevadas en áreas que durante varios siglos no han sido testigos de tales condiciones climáticas.
¿Qué está sucediendo en el Sol?
Desde 1990, el Sol se encuentra en fase de declive de la variación cuasi-bicentenaria de la irradiancia solar total. La disminución de la parte de dicha irradiancia absorbida por la Tierra no se ha visto compensada por la radiación de onda larga que nuestro planeta devuelve al espacio debido a la inercia térmica de los océanos. Como resultado, la Tierra tiene y continuará teniendo un balance energético anual negativo de promedio y una condición térmica adversa a largo plazo. La época cuasi centenaria de la nueva Pequeña Edad de Hielo ha comenzado a finales de 2015, después de la fase máxima del ciclo solar 24. La disminución observada en la irradiancia solar total desde 1990 y el próximo gran mínimo en 2043 ± 11 y el comienzo esperado de la fase de enfriamiento profundo de la Tierra en 2060 ± 11 sin duda tendrá un impacto significativo en la economía global, la sociedad y la seguridad nacional de los países. El próximo enfriamiento global profundo dictará la dirección de las variaciones en los diferentes procesos naturales en la superficie de la Tierra y en la atmósfera, así como un empeoramiento de las condiciones para la creación de recursos materiales y financieros en la sociedad. La desviación negativa a largo plazo del balance energético medio anual de la Tierra desde 1990 ha dado lugar a variaciones respectivas en su estado energético y modo térmico. En nuestro planeta, después de la fase máxima del ciclo solar 24 a finales de 2015, comenzamos el descenso hacia la época de la decimonovena Pequeña Edad de Hielo de los últimos 7.500 años. Las variaciones en los parámetros de la superficie y la atmósfera de la Tierra, causadas por el enfriamiento, generarán una larga cadena de ciclos causales de los efectos de retroalimentación secundarios subsiguientes. El aumento del albedo terrestre y la disminución de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera por el enfriamiento próximo, según la ley de Henry y la relación Clausius-Clapeyron, conducirán a una reducción adicional de la energía solar que absorbe el planeta y reducirán la influencia del efecto invernadero. Causarán una caída adicional de la temperatura, que puede superar la influencia del efecto directo derivado de la disminución cuasi-bicentenaria de la irradiancia solar total. La Tierra ha experimentado tales procesos de enfriamiento cinco veces en los últimos 1.000 años y no menos de 18 veces en los últimos 7.500 años, y un enfriamiento global vendrá independientemente de si los países industrializados ponen o no un límite a sus emisiones de gases de efecto invernadero, ya que las cantidades de los flujos naturales de dióxido de carbono de los océanos y de las zonas de tierra a la atmósfera (Min) y de la atmósfera (Mout) a los océanos y tierra exceden muchas veces las descargas antropogénicas de estas sustancias a la atmósfera (Mant)3. La visión común de que la actividad industrial humana es un factor decisivo en el calentamiento ha surgido de una mala interpretación de causa y efecto. Las imágenes del Támesis congelado y un estudio histórico de los efectos del reciente enfriamiento profundo en el período del Mínimo Maunder constituyen advertencias sobre la seria amenaza que se cierne en el futuro para la humanidad y su seguridad energética. A mediados del siglo actual la humanidad se encontrará con tiempos tan difíciles como aquéllos, enfrentándose a un empeoramiento en las condiciones para la creación de recursos materiales y financieros de la sociedad.
Pueden ocurrir otros cambios importantes en la radiación solar, ¿cuáles serían las consecuencias en la Tierra además de un posible enfriamiento?
Los cambios importantes en la radiación solar ocurren con ciclos de 11 años y bicentenarios. Otros cambios más significativos no existen en la actualidad.
Entiendo que está convencido de que viviremos un periodo similar al Mínimo de Maunder del siglo XIX...
Como ya he dicho, la visión común de que la actividad industrial humana es un factor decisivo en el calentamiento ha surgido de una mala interpretación de causa y efecto. Las imágenes del Támesis congelado y un estudio histórico de los efectos del reciente enfriamiento profundo en el período del Mínimo Maunder son advertencias sobre la seria amenaza también para el futuro de la seguridad energética para la humanidad. La humanidad a mediados del siglo actual se encontrará con los mismos tiempos muy difíciles, así como un cambio para peor en las condiciones para la creación de recursos materiales y financieros de la sociedad.
El invierno 2016-2017 ha sido muy frío en algunas zonas de Europa. ¿Tiene alguna relación con el enfriamiento que usted predice para las próximas décadas?
La actual falta de calentamiento y de un ascenso práctico al nivel del océano mundial desde 1997 demuestra que están bajo el control directo del ciclo cuasi bicentenario de la fase decreciente de la irradiancia solar total, lo que también prueba mi teoría.
Su teoría ha recibido muchas críticas por parte de científicos de Europa y Estados Unidos que están convencidos de que el calentamiento global ha sido causado por la actividad humana. ¿Cuál es la opinión de sus colegas en Rusia?
El debilitamiento gradual simultáneo de la Corriente del Golfo da lugar a un enfriamiento más fuerte, que se sentirá más en Europa occidental y las partes del este de Estados Unidos y Canadá. El mundo debe comenzar a prepararse para la nueva Edad de Hielo en este momento. Los políticos y los líderes empresariales deben hacer cálculos económicos completos del impacto de la nueva Pequeña Edad de Hielo en todo: industria, agricultura, condiciones de vida y desarrollo. La forma más razonable de luchar contra la nueva Pequeña Edad de Hielo es un compendio de medidas especiales destinadas a apoyar el crecimiento económico y la producción ahorradora de energía para adaptar a la humanidad al próximo período de enfriamiento profundo, que durará aproximadamente hasta el comienzo del siglo XXII. La comprensión temprana de la realidad de los próximos mecanismos globales de enfriamiento y físicos responsables de ello determina directamente la elección de medidas adecuadas y fiables que permitan a la humanidad, en particular las poblaciones de países situados lejos del ecuador, adaptarse de antemano a un profundo enfriamiento global. El próximo cambio climático será el desafío más importante y una cuestión urgente para el mundo y definirá los principales acontecimientos de la política, la economía y las áreas más importantes de toda la humanidad en las próximas décadas. La supervisión y la investigación de las variaciones a largo plazo de los parámetros climáticos globales son tareas extremadamente importantes para comprender los mecanismos físicos del cambio climático global y determinar los patrones de su formación, lo que permitirá el desarrollo de métodos confiables para predecir futuros cambios climáticos profundos. La manera más confiable de predecir con exactitud la profundidad y el tiempo exacto de la fase inicial de un mínimo profundo de la próxima Pequeña Edad de Hielo es estudiar las variaciones a largo plazo en el parámetro global más efectivo: la desviación del balance energético medio anual de la Tierra desde su estado de equilibrio. Por lo tanto, hemos desarrollado un nuevo proyecto espacial muy importante, el Observatorio Lunar, para el seguimiento directo tanto del albedo como de la radiación de onda larga de la Tierra que sale al espacio, así como el estado de la superficie, las nubes, la vegetación, la criosfera, los aerosoles de concentración y el ozono en todo el mundo para investigar la desviación de dicho balance energético y las razones físicas de los cambios climáticos, teniendo la superficie lunar las condiciones ideales de la noche lunar4.
Pero, además de usted, ¿hay en Rusia otros científicos o institutos de investigación que comparten la teoría de una próxima Pequeña Edad de Hielo?
Desde el principio, en el año 2003, he sido una voz casi solitaria en la visión de que la Tierra se embarca en un enfriamiento prolongado y profundo debido al enfriamiento de la irradiancia solar total, no por factores artificiales. Hoy en día, alrededor del 97% de los científicos están de acuerdo en que la Tierra se está calentando debido a la actividad humana, de modo que tan solo un 3% creen en la posibilidad de una Pequeña Edad de Hielo, con diversos grados de certeza.
NOTAS Y REFERENCIAS
1.- (Shapiro et al., 2011 Astronomy & Astrophysics 529 , A67).
2.-Mineral compuesto por carbonato de calcio que tiene la singularidad de atrapar las moléculas de agua a bajas temperaturas. Se ha convertido en un indicador de las grandes variaciones climáticas en el pasado, y ha permitido saber que la Pequeña Edad de Hielo no fue exclusiva del hemisferio norte, sino que también fue extensiva a la Antártida.
3.-Nigmatulin R.I., The ocean: climate, resources, and natural disasters // Herald of the Russian Academy of Sciences. Vol. 80, 2010, 338–349.
4.- Abdussamatov, H.I., 2016. Lunar Observatory for Investigations of Deviation Energy Balance of the Earth From the Equilibrium State and Reasons Changes of the Climate: Study of the Earth From Space, No. 5, pp. 79-88. http://www.gao.spb.ru/russian/project/lunar_observatory.pdf.
© Vicente Aupí. Entrevista publicada en la Revista del Aficvionado a la Meteorología (RAM). Agradezco a mi amigo Óscar Romero su ayuda al revisar la traducción de esta entrevista.
"Aun a pesar de tener relojes rotos en los baúles, en las Nubes de Magallanes se guardan los más absolutos y recónditos momentos"
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