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CLIMA

En el corazón del polo del frío: el clima de la laguna del Cañizar

En enero de 2011 la laguna se congeló en sus capas superficiales. (Foto: Vicente Aupí)

Anochecer otoñal en la laguna. (Foto: Vicente Aupí)

Aspecto de la laguna a finales de noviembre. Al fondo, sierra Palomera. (Foto: Vicente Aupí)

Nevada del 9 de enero de 2010, una de las más copiosas de las últimas décadas en la zona de la laguna y el resto del valle del Jiloca. (Foto: Uge Fuertes)

La laguna del Cañizar se halla en el triángulo geográfico Teruel-Molina de Aragón-Calamocha, considerado como el polo del frío de España, ya que se han registrado en él las temperaturas más bajas de la red meteorológica oficial en zonas habitadas. El récord lo ostentan Calamocha, con -30 ºC observados el 17 de diciembre de 1963, -28,2 en Molina de Aragón el 28 de enero de 1952 y -28,0 en Monreal del Campo el 4 de enero de 1971. Aunque en las fechas indicadas no había ningún observatorio en el entorno inmediato de la laguna del Cañizar, todo indica que los registros extremos históricos han sido similares. De hecho, los datos recientes de la estación meteorológica que gestiona la Oficina del Regante del Gobierno de Aragón en las proximidades de la laguna, dentro del término municipal de Villarquemado, dan a entender que los fríos invernales son tanto o más rigurosos que los ya citados. Los registros existentes desde principios del siglo XX en diferentes puntos del triángulo geográfico atestiguan que se han registrado temperaturas de -20 ºC o inferiores con una notable recurrencia. Probablemente, el sector comprendido entre Cella y el puerto de Singra, en el que se halla la laguna dentro del valle del Jiloca, es el más frío del citado triángulo en lo relativo a los valores invernales, aunque la temperatura media anual sea algo más cálida que la de otras zonas, como las parameras de Molina de Aragón.
En la estación meteorológica de Villarquemado se dispone únicamente de poco más de seis años de registros merced al instrumental automático instalado en el paraje Los Rompidos por la Oficina del Regante. Se considera que cinco años de observaciones son el periodo mínimo para poder obtener las señas de identidad climatológica de un lugar, por lo que la serie cumple los requisitos aunque no sea tan larga como la de otros observatorios de la zona. No obstante, los datos del cercano Observatorio de Torremocha del Jiloca, con una serie que supera los 25 años de registros meteorológicos, es una excelente referencia, ya que las estaciones de observación de Villarquemado y Torremocha son muy próximas entre sí y se hallan a menos de 10 kilómetros en línea recta. En este sentido, los datos de Villarquemado disponibles desde 2005 hasta 2011 coinciden de forma precisa con los de Torremocha, especialmente en el caso de las temperaturas, con promedios mensuales y anuales muy similares en las cuatro estaciones del año y algunas diferencias en el régimen pluviométrico que, aparentemente, pueden explicarse por la diferencia del instrumental de observación y la variabilidad espacial y temporal del propio régimen de precipitaciones. A este respecto, cabe recordar que en buena parte de la provincia de Teruel el máximo pluviométrico suele coincidir con el periodo de mayor actividad tormentosa de finales de primavera a principios de verano, en el que la distribución de la lluvia es muy irregular, con episodios tormentosos de acusado efecto local, es decir, que pueden desencadenarse en una zona muy concreta y no extenderse más allá de unos cuantos kilómetros. En el caso de la corta serie de Villarquemado, la precipitación media mensual más alta corresponde a abril, con 46,6 mm. (litros por metro cuadrado), y junio, con 46,0 mm.

Régimen térmico de gran amplitud

La temperatura media anual es de 10,7 ºC. Este valor, pese a tratarse del promedio del corto periodo 2005-2011, es perfectamente representativo, ya que difiere apenas una décima de grado de los 10,6 ºC de media anual que da el observatorio de Torremocha en su serie de 25 años. En Villarquemado, no obstante, el mes más frío del año para el periodo de su serie es diciembre, con una media de 1,9 ºC frente a los 2,0 de enero. En Torremocha, con una serie más larga, así como en la mayoría de los observatorios de la provincia de Teruel, el mes más frío es enero, por lo que probablemente la circunstancia de que en Villarquemado no sea así se debe a que en el periodo específico de su serie de seis años las condiciones hayan sido más propensas a fríos rigurosos en diciembre que en enero. En este sentido, el promedio de las temperaturas mínimas de diciembre es más bajo que el de enero: -4,7 frente a -3,2, mientras que en Torremocha, con una serie climatológica mucho más larga, no sólo la temperatura media, sino también el promedio de las mínimas es más bajo en enero y febrero que en diciembre. Cabe deducir que a la larga, cuando la serie de Villarquemado se amplíe, enero acabe perfilándose como el mes más frío, al igual que en el resto de Teruel.

En el periodo 2005-2011, las temperaturas extremas registradas en Villarquemado han sido los 37,7 del 4 de agosto de 2007 y los -19,2 del 16 de diciembre de 2009. Salvo en julio y agosto se han registrado heladas todos los meses, aunque en junio no son habituales y sí aparecen con cierta frecuencia en mayo y septiembre. La helada más tardía de primavera se produjo el 21 de junio de 2010, con una mínima de -0,5 ºC. En total, el número anual de días de helada supera los 100 holgadamente, no siendo raros los años en que se superan los 120, dato que ilustra las limitaciones para la agricultura, ya que el periodo libre de heladas es muy corto.

Durante los periodos de frío más intensos la laguna del Cañizar llega a congelarse en sus capas superficiales, como sucedió en el invierno 2010-2011. No es difícil deducir que en los tiempos históricos, antes de que fuera desecada en el siglo XVIII, la laguna debió congelarse en su totalidad con cierta frecuencia durante la Pequeña Edad de Hielo, especialmente en su fase más aguda del siglo XVII, en la no sólo se helaron ríos y lagos de montaña, sino también cursos fluviales al nivel del mar como los del Ebro en Tortosa y el Turia en Valencia.
Uno de los patrones del régimen térmico, de tipo continental, lo constituyen las notables oscilaciones de temperatura, tanto a lo largo del año como en los promedios mensuales y en los valores concretos de un mismo día. En julio, la amplitud entre los promedios de las temperatura máxima y mínima es de casi 20 ºC, ya que dichos promedios son de 31,0 y 11,2 ºC, respectivamente. Las diferencias entre ambos promedios se suavizan en invierno, pero durante el resto del año son una constante diferencias diarias de 15 a 25 ºC entre la máxima y la mínima, lo cual supone un acusado contraste entre las condiciones diurnas y las nocturnas.

Tanto julio como agosto superan el umbral de los 20 ºC de temperatura media mensual, con 21,1 en el primer caso y 20,4 en el segundo. El máximo de insolación de las semanas próximas al solsticio de verano parece favorecer que julio sea ligeramente más cálido que agosto, ya que los valores son más altos tanto en las temperaturas diurnas como en las nocturnas.

Las tormentas como factor determinante

En cuanto a las precipitaciones, el mínimo es claramente invernal, como en el resto de Teruel. Enero aparece como el mes más seco, con 13,4 mm. de precipitación media, mientras que el trimestre abril-junio acumula más de un tercio de la precipitación anual. Hay un segundo máximo pluviométrico otoñal entre septiembre y octubre.

Lo habitual es que se registren entre 10 y 15 días de nieve al año, si bien los espesores suelen ser modestos, del orden de 5 a 10 centímetros de capa en una nevada típica. No obstante, cabe recordar que en diciembre de 2009 y enero de 2010 se registraron dos de los mayores temporales de nieve de las últimas décadas, que mantuvieron en zonas cercanas a la laguna del Cañizar y en el resto del valle del Jiloca neveros que sobrevivieron hasta avanzado el mes de marzo, algo que es muy poco frecuente en una zona tan llana como ésta, muy propensa a contrastes térmicos y a valores diurnos que superan claramente los 5-10 ºC en pleno invierno. La clave de la conserrvación de dichos neveros estuvo, pues, no tanto en las temperaturas como en el espesor de los acúmulos de nieve, con ventisqueros que llegaron a alcanzar alturas superiores a los dos metros.

Las tormentas, como ya se ha mencionado, ejercen un papel decisivo en el régimen pluviométrico. Ésta es una característica climática propia de buena parte de la provincia de Teruel, y la laguna del Cañizar no es una excepción. Cuando se producen los episodios más torrenciales, las ramblas que cruzan los términos de Villarquemado y Cella experimentan crecidas repentinas y muy notables en todo el entorno de la laguna. Esto suele acontecer con cierta periodicidad, pero se han dado veranos en los que las crecidas han sido muy importantes, como los de 1996 y 2002, particularmente tormentosos.

Según los registros de la estación de Villarquemado, el valor más alto de precipitación en 24 horas corresponde al 22 de octubre de 2009, con 55,0 mm.

Viento e insolación

La laguna del Cañizar se halla en zona de calmas. La frecuente ausencia de viento es una de las claves que explica la proliferación de las heladas nocturnas en el periodo de octubre a mayo. No obstante, de forma periódica se producen temporales de viento en los que desempeña una función muy importante el efecto de encauzamiento del valle del Jiloca, lo que favorece rachas intensas cuando sopla cierzo, el viento típico del norte, o durante las tormentas. La racha máxima de la serie de Villarquemado son 21,4 metros por segundo en junio de 2005. Teniendo en cuenta que el anemómetro está a sólo dos metros de altura, según la fórmula de equivalencia para equipararlo a las normas internacionales de observación de viento a 10 metros se trataría de una racha de 107 kilómetros por hora. En realidad, la barrera de los 100 kilómetros por hora se ha superado en cinco de los años de la serie, por lo que a pesar de que la zona de la laguna no es ventosa, en los temporales se alcanzan rachas notables.

Respecto a la insolación, la mejor referencia es la del Observatorio de Teruel, que tiene una media del orden de las 2.600 horas de sol al año, destacando los meses de julio y agosto con más de 300 horas en cada caso por término medio.

©Vicente Aupí. Texto del capítulo publicado en el libro Laguna del Cañizar. Guía general de la naturaleza, flora y fauna (2012).

 

 

BIBLIOGRAFÍA ÚTIL:

—Aupí, Vicente. Guía del clima de España, Ediciones Omega, 2005.
—Aupí, Vicente. Rigores y bondades del clima turolense. Comunidad de Teruel, DGA, 2010 (pags. 59-64).
—Capel Molina, José Jaime. Los climas de España. Oikos Tau, 1981
—Font Tullot, Inocencio. Climatología de España y Portugal. Instituto Nacional de Meteorología, 1983.
—Peña Monné, José Luis; Cuadrat, José María y Sánchez Fabre, Miguel. El clima de la provincia de Teruel. Instituto de Estudios Turolenses, 2002.

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