Figuración de uno de los posibles planetas en órbita alrededor de la estrella Epsilon Eridani. (Ilustración: Fahad Sulehria, Nova Celestia)
Alvan Graham Clark (izquierda) y uno de sus ayudantes con la gigantesca lente del refractor de Yerkes, de 102 centímetros de diámetro, la mayor del mundo. (Foto: Observatorio de Yerkes)
Alpha Centauri (izquierda), en una imagen del Telescopio Espacial Hubble. La estrella de la derecha es Beta Centauri, que no pertenece al sistema de Alfa Centauri a pesar de hallarse en la misma constelación. (Foto: STScI)
El Sol no habita una región de la Vía Láctea especialmente densa. Se halla a unos 26.000-30.000 años luz del centro de la galaxia, en el llamado Brazo de Orion, del que también forman parte la inmensa mayoría de las estrellas visibles desde la Tierra. Dentro del brazo, el sector concreto que ocupamos tiene sus estrellas más próximos a 4,22-4,40 años luz de distancia, formado por las tres componentes del sistema de Alfa Centauri, de las cuales, la más cercana es Proxima Centauri, situada a 4,2 años luz, y de magnitud visual 11,01. Se trata de una enana roja cuyo brillo es 20 000 veces más débil que el del Sol, aunque una de sus características es que sufre cambios súbitos de brillo.
Rigil Kentaurus o Alfa Centauri A es la estrella principal del sistema, con una magnitud de –0,01. Su compañera es Alfa Centauri B, cuya magnitud es 1,35, y forma un sistema binario con la estrella principal, girando ambas en torno a un centro de gravedad común en un periodo de 80 años. Esta estrella está ligeramente más lejos del Sol que Alfa Centauri A, ya que las estimaciones las sitúan a 4,40 años luz. En cualquier caso, genéricamente el sistema triple de Alfa Centauri es el más próximo al Sol, y sus tres componentes son las estrellas más cercanas entre toda la vecindad de la galaxia. La observación de este sistema triple queda reservada a los observadores del hemisferio sur, ya que su declinación está comprendida entre los –61 y –62 grados.
La estrella fugitiva
En la constelación de Ophiuchus se encuentra la Estrella de Barnard, la segunda más próxima, aunque si se contabilizan por separado las tres componentes de Alfa Centauri, se trataría de la cuarta. Tiene la magnitud 9,54 y sus características físicas son parecidas a las de Proxima Centauri, puesto que ambas son enanas rojas y pertenecen a la clase espectral M.
La Estrella de Barnard se halla a 5,94 años luz y tiene un comportamiento sorprendente. Es la que posee un mayor movimiento propio, al desplazarse cada año 10,31 segundos de arco en el cielo, sobre el que sus cambios de posición pueden detectarse por parte de cualquier observador siempre y cuando se utilice un telescopio, ya que la estrella no es visible a ojo desnudo y además se requiere un gran aumento para apreciar cómo se mueve respecto a las estrellas que la rodean.
La tercera estrella en orden de distancia al Sol es Wolf 359, cuyas coordenadas celestes son éstas: 10 horas y 56.5 minutos de ascensión recta y +07 grados y 01 minutos de declinación. Está en la constelación de Leo, no lejos de la estrella Regulus, pero no sólo no es observable a simple vista, sino que para contemplarla es necesario un telescopio de 200 mm. de abertura o más, ya que su magnitud es la 13,53. Como la Estrella de Barnard y Proxima Centauri, es una enana roja de clase espectral M. Se encuentra a 7,8 años luz y está considerada como una estrella fulgurante, un tipo de variable cuyos cambios de brillo son súbitos y pueden durar únicamente varios segundos.
Lalande 21185 es un poco más brillante, con una magnitud de 7,49. Está en la constelación de Ursa Major, a 11 horas y 03.3 minutos de ascensión recta y +35 grados y 58 minutos de declinación. No es difícil localizarla, porque a pesar de que no queda al alcance de la vista, sí lo está para cualquier telescopio o, incluso, para los prismáticos de 8x30. Asimismo, el sector de Ursa Major en el que se encuentra no tiene muchas estrellas, lo que ayuda a su localización. También es una enana roja y está a 8,31 años luz, por lo que se trata de la quinta estrella más próxima a nosotros.
El sexto lugar corresponde al sistema múltiple de Luyten 726-8, de magnitud muy débil: la 12,52. Está en la constelación de Cetus, a 01 horas y 39 minutos de ascensión recta y –17 grados y 57 minutos de declinación. Su distancia es de 8,4 años luz. Fue descubierta por el astrónomo Willem Luyten, quien a mediados de siglo se especializó en la detección de enanas blancas y en el análisis de estrellas con un notable movimiento propio.
Sirius, la estrella más brillante
La séptima estrella más próxima es la famosísima Sirius, la más brillante después del Sol. Tiene la magnitud –1,44 y está a 8,6 años luz. Es una enana de clase espectral A, aunque más grande y caliente que el Sol (tipo espectral G), que ha forjado numerosas leyendas y mitos en torno a ella, fruto precisamente de su máximo brillo, así como de su ciclo de posiciones en el cielo. Durante el solsticio de junio no es visible porque queda detrás del Sol al estar en la constelación de Canis Major, y su posterior aparición en el cielo, que se producía entrado el verano boreal, era saludada por las antiguas civilizaciones asentadas en torno al río Nilo, que celebraban su ascensión helíaca.
En 1862, el astrónomo estadounidense Alvan Graham Clark descubrió que Sirius es un sistema estelar binario, y a la compañera se la denominó Sirius B. El ciclo orbital es de unos 50 años, al cabo de los cuales ambas estrellas se separan los suficiente para que Sirius B pueda verse con grandes telescopios. Con los más pequeños, la menor resolución hace que el brillo residual de la imagen de Sirius A impida ver a su estrella compañera, que es una enana blanca, la primera descubierta. Este tipo de estrellas es muy denso, ya que su tamaño es similar al de la Tierra, pero con una masa equiparable a la del Sol. En realidad, las enanas blancas son estrellas que se encuentran en la fase terminal de su evolución, cuando ya han agotado su combustible nuclear y sufren un colapso gravitatorio que las comprime.
En busca de otras civilizaciones
Estos dos nombres estelares tienen una especial importancia para los exobiólogos. Tau Ceti es una estrella muy parecida al Sol y forma parte del selecto grupo de estrellas que se consideran candidatas a albergar planetas con vida o, incluso, alguna civilización avanzada. Tau Ceti se hizo famosa en los años 60, después de que se buscaran en ella señales de radio inteligentes, que no llegaron a detectarse. La magnitud de esta estrella es 3,49, por lo que tiene un brillo que permite verla claramente sin ayuda óptica. Está a 11,9 años luz del Sol.
Más próxima aún se halla Epsilon Eridani, en la constelación de Eridanus, a 10,5 años luz. Es de magnitud 3,72, visible perfectamente, como Tau Ceti, aunque es una estrella más fría, de clase espectral K. No obstante, también está considerada como una estrella candidata a albergar planetas con vida, creencia que se reforzó en el año 2000 con el descubrimiento de un planeta que orbita a unos 500 millones de kilómetros de distancia de la estrella, con un tamaño algo inferior al de Júpiter. Este hallazgo es uno más entre las decenas de planetas extrasolares que se han detectado en los últimos años, pero tiene una especial importancia por la propia naturaleza de Epsilon Eridani y porque el planeta se encuentra a la distancia que concuerda con la de un sistema planetario como el nuestro.
Las dos componentes principales del sistema de Alfa Centauri, Sirius, Tau Ceti y Epsilon Eridani constituyen una excepción, pero resulta muy llamativo el notable protagonismo de las enanas rojas en la vecindad del Sol. Entre las 30 estrellas más cercanas hay un dominio más que notable de este tipo de población estelar, y además de las ya citadas anteriormente —Proxima Centauri, Barnard, etc.— hay que anotar también a la Estrella de Kapteyn, Krüger 60, Wolf 424 y cuatro estrellas de Ross: las número 128, 154, 248 y 614.
"Aun a pesar de tener relojes rotos en los baúles, en las Nubes de Magallanes se guardan los más absolutos y recónditos momentos"
Carmen Cortelles
Estrellas y borrascas
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