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ASTRONOMÍA

Horario de invierno "versus"
horario de verano

Analema solar de los astrofotógrafos turcos Tunc Tezel y Cenk E. Tezel. Los analemas se realizan tomando fotos diarias de la posición del Sol, que permiten hacer una composición final en la que el movimiento aparente del astro rey en el cielo acaba generando esta figura. En esta imagen, una de las tomas realizadas por Tezel corresponde al eclipse de Sol del 29 de marzo de 2006. La imagen fue publicada por la NASA como Astronomy Picture of the Day (APOD) el 2 de octubre de 2007.

El meridiano de Greenwich cruza la península Ibérica por su vertiente oriental, a pesar de lo cual la hora oficial en España va adelantada una hora en invierno y dos en verano respecto al tiempo del citado meridiano.

El último domingo de octubre de cada año se regresa al horario de invierno en España y el resto de la UE, retrasando una hora los relojes. Después, el último domingo de marzo, se adelanta nuevamente una hora para adaptarnos al horario de verano. Estas medidas se adoptan de forma unificada en los países de la UE desde la década de los 90, pero la historia del cambio de horario es mucho más larga, tanto en España como en el resto del mundo, y muy contradictoria, anárquica y poco documentada desde el punto de vista científico a pesar de que prácticamente nadie discute la conveniencia de estos vaivenes. Mucha gente ni siquiera conoce en qué consisten estas modificaciones ni sabría decir las diferencias que suponen respecto al tiempo solar.

Desfase de dos horas en verano

Para empezar hay que decir que lo que se hace el último domingo de octubre es regresar a la normalidad. El cambio real en el horario oficial es el que se produce el último domingo de marzo, cuando en España y el resto de la UE se adelantan los relojes una hora para implantar el horario de verano durante los siete meses siguientes (hasta el último domingo de octubre). Este adelanto horario durante el periodo marzo-octubre es el que, en teoría, se adopta para ahorrar energía, y en la práctica supone que anochece más tarde respecto a la hora oficial. Sin embargo, por la mañana ocurre lo mismo, es decir, que con el horario de verano también amanece más tarde, ya que el Sol no entiende de tiempos oficiales y sale y se pone con su ciclo propio, por lo que la duración del día no cambia. Por tanto, el tiempo de luz es el mismo, y lo único que hacemos con el horario de verano es elegir: las tardes alargan, pero por la mañana amanece con retraso.

En España el horario de invierno va una hora por delante del solar o universal, que corresponde al del meridiano de Greenwich. Con ello, cuando en marzo adelantamos los relojes, el desfase respecto al tiempo solar es de dos horas. A mí, como a la mayoría de la gente, me encanta que en vacaciones o en los meses de primavera, tarde en anochecer, ya que esto nos permite mucha más actividad al aire libre durante el tiempo de ocio, pero no dejo de pensar que la lógica siempre ha dicho históricamente que el mejor horario es aquel que se adapta al ciclo del Sol, por lo que veo una clara contradicción que en verano vayamos dos horas por delante. Esta contradicción es especialmente notable en el caso de España, ya que el meridiano de Greenwich pasa por nuestro territorio, por lo que somos uno de los países ideales para adaptarnos al horario solar o universal.

Ahorro energético dudoso

Oficialmente se argumenta desde hace décadas que el ahorro energético es de un 5% aproximadamente con el horario de verano. Puede ser, pero nunca he visto publicados los informes en los que están plasmados tales datos, que son muy difíciles de cuantificar y obtener. Diré más: con el horario de verano me cuesta creer que se ahorre, porque la actividad global es mayor aunque mucha gente no hayamos regresado a casa. Los centros comerciales y los establecimientos de hostelería mantienen mayor actividad, por lo que el consumo es mayor. Y desde hace un par de décadas, tanto en España como en el resto de la Europa mediterránea, el horario de verano presupone claramente un mayor uso del aire acondicionado, porque al alargar el día artificialmente por las tardes se coincide con los momentos de mayor calor en el periodo de de mayo septiembre.

En el caso de Europa, las prtimeras iniciativas para implantar el horario de verano surgieron a propuesta del inglés William Willet, de quien se dice que no soportaba que la gente durmiera cuando él paseaba por las mañanas y planteó la conveniencia de que se adelantara la hora. Después cada país hizo las cosas a su criterior, y en España el cambio de hora ha dado en el último siglo demasiadas vueltas. Lo cierto, en cualquier caso, es que nunca se ha debatido popularmente como es debido, y que a la gente no parece preocuparle en absoluto que el último domingo de marzo le quiten una hora de su preciado tiempo por arte de magia con la cantinela, que difícilmente se demostrará, de que ahorramos energía.

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