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ASTRONOMÍA

Tránsito de Venus del 5-6 de junio de 2012

Fotografía del tránsito de Venus de 2012 obtenida el 6 de junio por el astrofotógrafo español Joan Manuel Bullón desde el lago Inari (Finlandia)

Secuencia fotográfica del tránsito de Venus del 8 de junio de 2004. La esfera negra es Venus transitando el disco solar. (Foto:: Antonio Cerezo, Pablo Alexandre, Jesús Merchán y David Marsán)

Mapa de visibilidad del tránsito de Venus del 5-6 de junio de 2012, elaborado por la NASA

Esta vez los españoles no hemos sido tan afortunados como en el año 2004, porque el último tránsito de Venus del siglo XXI sólo se ha podido observar desde Baleares y el noreste de la península Ibérica, aunque sí que se ha podido seguir desde otros lugares del mundo, como el norte y centro de Europa. El tránsito de Venus del 5-6 de junio de 2012 ha sido un acontecimiento cósmico que no volverá a repetirse hasta dentro de 105 años: Venus, el Lucero del Alba, ha protagonizado su segundo y último tránsito por el Sol del siglo XX. Durante sus tránsitos, visto desde la perspectiva de la Tierra, Venus pasa por delante del astro rey durante varias horas, privilegio que sólo comparte con Mercurio, ya que los demás planetas, al tener órbitas exteriores nunca pueden pasar entre nosotros y el Sol. Pero Venus sí lo hace, aunque merced a la mecánica celeste la periodicidad es un tanto caprichosa, lo que explica que el anterior tránsito se observara en junio de 2004 y el siguiente no suceda hasta diciembre de 2117. En un tránsito, Venus aparece ante el disco iluminado del Sol como una bola negra de pequeño tamaño y se mueve, en un lapso de varias horas, de un extremo a otro del astro rey hasta desaparecer de la vista al emerger fuera del limbo solar. En España, el horario del tránsito ha impedido que se pudiese observar desde las dos terceras partes de la Península y Canarias, ya que aún no había amanecido mientras se desarrollaba el fenómeno, por lo que tanto el Sol como Venus estaban por debajo del horizonte. Desde el extremo oriental se han podido contemplar los instantes finales del tránsito una vez que Venus y el Sol han aparecido en el cielo. Debido a las mejores condiciones de observación, algunos centros científicos como el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) han participado en expediciones a Australia y otras zonas del planeta para el seguimiento del tránsito. Asimismo, observadores como Joan Manuel Bullón, autor de la imagen de arriba, han viajado hasta Finlandia, donde el último tránsito de Venus ndel siglo XXI ha coincidido con el Sol de Medianoche que se observa todos los años desde las zonas situadas al norte del Círculo Polar Ártico. En la web de la NASA dedicada al tránsito de junio de 2012, se puede encontrar información sobre la historia de los tránsitos de Venus y los quer llegarán en el futuro.

Mercurio también transita el Sol

Los tránsitos de Mercurio son más frecuentes que los de Venus, aunque menos espectaculares. Este siglo habrá un total de 14 si incluimos los que se produjeron en 2003 y 2006. Los siguientes ocurrirán en mayo de 2016 y noviembre de 2019. Dentro del Sistema Solar, los tránsitos de Mercurio y Venus son, junto a los eclipses de Sol y Luna, fenómenos periódicos para los que la astronomía ya conoce las fechas en las que ocurrirán durante los próximos siglos. También se conocen las órbitas de muchos cometas periódicos, como el Halley, que después de su visita de 1986 regresará en el año 2061. Sin embargo, los cometas orbitan a millones el Sistema Solar, algunos con órbitas de sólo unos años, pero otros regresan al cabo de siglos o milenios, por lo que muchos son desconocidos y aparecen repentinamente, como hicieron el Hyakutake y el Hale-Bopp en la década de los 90 del siglo pasado. Podemos predecir eclipses solares y lunares o los paseos de Mercurio y Venus por delante del Sol, pero no sabemos cuándo nos van a visitar la mayoría de los cometas, esas "bolas de nieve sucia" -en palabras de Fred L. Whipple- que guardan los secretos del origen del Sistema Solar y cuyo majestuoso aspecto en el firmamento ha influido sobre la humanidad como pocos acontecimientos celestes.

Observación segura con filtro

La mejor forma de observar los tránsitos de Mercurio y Venus es con un telescopio pequeño dotado de un buen filtro solar. Nunca deben orientarse un telescopio, unos prismáticos o cualquier instrumento óptico sin filtro hacia el Sol, ya que se pueden sufrir graves lesiones en los ojos o, incluso, la ceguera. Tampoco se debe mirar directamente al Sol con nuestros ojos.. Los telescopios son el mejor recurso en este caso. Dotados de un buen filtro, incluso a pocos aumentos mostrarán el fenómeno en detalle. A lo largo de la historia los observadores han descrito efectos visuales de interés que se producen en estos tránsitos, como la "gota negra" que forman Venus y el Sol durante la inmersión y la emersión

El intervalo entre dos tránsitos de Venus es bastante caprichoso y se rige por la siguiente secuencia: 105 años, 8 años, 121 y 8 años nuevamente. El intervalo entre los tránsitos de 2004 y 2012 corresponde a la última parte del ciclo, por lo que el siguiente tardará 105 años, de ahí que no se produzca hasta el año 2117. Después del de 2012 habrá tránsitos en los años 2125, 2247 y 2255. A causa de esta pauta de intervalos, no hubo ningún tránsito de Venus en el siglo XX, por lo que en el año 2004 se recibió con gran expectación este fenómeno, ya que el anterior fue el de diciembre de 1882. Asimismo, el tránsito del 8 de junio de 2004 fue seguido por millones de personas en todo el mundo, incluida España, donde el buen tiempo permitió que el fenómeno pudiera contemplarse íntegramente. Centros de investigación como el Observatorio Astronómico de la Universidad de Valencia y el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), así como numerosas asociaciones de aficionados a la astronomía utilizaron sistemas telescópicos de proyección para que la gente de la calle pudiera asistir al fenómeno, lo que supuso un extraordinario éxito.

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