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Historias de inviernos extraordinarios

2020-01-15

Enero es el mes más frío en España y la mayor parte del hemisferio norte, y también el de mayor frecuencia de invasiones de aire polar que han dado lugar a grandes olas de frío; aquellas que a lo largo de la historia marcaron a la sociedad y supusieron un hito en el clima. En lo que llevamos transcurrido del siglo XXI ha habido años muy cálidos, pero eso no ha impedido que se hayan producido algunos episodios muy fríos, tanto en España como en buena parte de Europa, que en enero de 2010 vio congelarse el mar Báltico por primera vez en mucho tiempo. En este artículo encontrarás un análisis de algunos de los inviernos más extraordinarios, por su crudeza, de los últimos siglos. Inviernos en los que el frío extremo congelaba el río Loira en Francia y el Ebro en España, pero no en sus tramos de montaña, sino en Tortosa, muy cerca de su desembocadura en el mar Mediterráneo. Entre los siglos XVI y XIX se dieron en Europa condiciones glaciales que han permitido calificar aquella época como la Pequeña Edad de Hielo, en la que las condiciones del trimestre diciembre-febrero eran más extremas que las actuales, incluso en países como España. Los últimos coletazos de aquella pequeña "glaciación" se dieron a finales del XIX, cuando el río Támesis se congeló por última vez en Londres, donde en los siglos previos se celebraban ferias del hielo sobre su cauce completamente helado. Aunque durante los siglos XX y XXI las condiciones invernales han sido más benignas, episodios como los de febrero de 1956, las navidades de 1970-71 y diciembre de 2001 son notorios. En este ejemplar del suplemento Ciencia y Tecnología del diario La Vanguardia puedes ver un estudio de las grandes olas de frío acontecidas en España, y aquí un análisis de los excepcionales fríos de diciembre de 2001. Durante esos inviernos, además de temperaturas extraordinarias se registraron algunas de las nevadas más copiosas de la historia, como la de febrero de 1888 en Reinosa y la de diciembre de 1926 en la sierra de Aitana (Alicante), quizá más llamativa por su cercanía al Mediterráneo. Aquellos inviernos forman parte del pasado, pero el debate está abierto entre los climatólogos acerca del protagonismo de los fríos extremos al invierno boreal.

 

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FOTOGRAFÍA: Extraordinaria nevada en Reinosa (Cantabria) en febrero de 1888, en el que los espesores superaron los tres metros en algunas zonas de este municipio, cuyos habitantes la recuerdan como "la nevadona de los tres ochos". (Foto del semanario El Ebro)

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"Aun a pesar de tener relojes rotos en los baúles, en las Nubes de Magallanes se guardan los más absolutos y recónditos momentos"

Carmen Cortelles

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