2022-10-10
Los habitantes del hemisferio norte tienen en otoño uno de los mejores momentos para observar la Galaxia de Andromeda (M 31), un legendario objeto celeste que aúna todas las virtudes en la literatura astronómica: brillante y fácil de contemplar desde lugares sin contaminación lumínica y centro del debate científico que a finales del siglo XIX y principios del XX permitió comprender las verdaderas escalas del Universo. Conocida entre los observadores del cielo por llevar el número 31 del popular catálogo de Charles Messier y el 224 en el New General Catalogue (NGC), esta galaxia también tiene el atributo de no necesitar ayuda óptica para localizarla en el firmamento, ya que es asequible a simple vista. Andromeda no es una constelación llamativa, pero las vecinas Cassiopeia y el gran cuadrado de Pegasus son buenas referencias para encontrar M 31 ayudados por un planisferio o un mapa celeste con las estrellas principales. Los telescopios pequeños permiten observarla con facilidad, pero en muchos casos su tamaño rebasa el campo óptico del ocular, por lo que son aconsejables pocos aumentos. Y unos buenos prismáticos son un excelente recurso para buscarla en el cielo y apreciarla a grandes rasgos.
FOTOGRAFÍA: La Galaxia de Andromeda (M 31), con su llamativa forma espiral, desde el Observatorio de Torremocha del Jiloca (Teruel). Se ven en el encuadre sus dos galaxias satélite: arriba a la derecha, la elíptica M 110 y debajo del núcleo está M 32, con aspecto de estrella difusa. (Foto: Vicente Aupí)
"Aun a pesar de tener relojes rotos en los baúles, en las Nubes de Magallanes se guardan los más absolutos y recónditos momentos"
Carmen Cortelles
Estrellas y borrascas
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