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Aparición del cometa Neowise

2020-07-17

El cometa más bello del siglo XXI fascina a la humanidad en época de pandemia. El Neowise (oficialmente C/2020 F3) ya es uno de los grandes de la historia reciente junto al Halley (1986), Hyakutake (1996) y Hale-Bopp (1997). En este verano de 2020, su silueta en los cielos boreales escenifica la certeza de que los astros errantes del Sistema Solar no han perdido un ápice de su magia milenaria. Por si fuera poco, el Neowise comparte un atributo reservado a los cometas más bellos: la presencia de dos colas visibles. El Donati en el siglo XIX y el Hale-Bopp a finales del XX compartieron ese don, que sitúa a estos tres cometas entre los más bonitos que se han observado en los dos últimos siglos. Con una órbita retrógrada, el Neowise despunta al amanecer de la canícula en la tenue constelación de Lynx, tras haber eclipsado a Capella (la estrella más brillante de Auriga) y antes de internarse en los dominios de la Osa Mayor (Ursa Major). Su trayectoria cada vez más septentrional está obsequiando a los observadores del cielo con una posición visible tanto al amanecer como al anochecer, rompiendo el esquivo hábito de numerosos cometas de no dejarse ver por su proximidad al Sol. La imagen del Neowise en el firmamento suscita las mismas preguntas que asaltaban a los primeros astrónomos de la Antigüedad hace miles de años. Ellos no sabían (pero nosotros sí), que en los cometas está escrito nuestro origen. Sus núcleos de hielo y roca, de apenas unas decenas de kilómetros, se consideran los restos descarriados de nuestro Sistema Solar, la "basura espacial" que no fue elegida para formar los planetas y el Sol. "Una bola de nieve sucia", según Fred L.Whipple y Fred Hoyle. Tal vez, pero nunca tanta suciedad forjó semejante belleza. A propósito de la aparición del cometa Neowise puedes leer también estos artículos sobre el Halley y la oleada mundial de pánico que despertó en 1910 y sobre los cometas y el origen de la vida.

 

FOTOGRAFÍA: El cometa Neowise, fotografiado desde el Observatorio de Torremocha del Jiloca (Teruel) en las primeras luces del amanecer del 16 de julio de 2020. (Foto: Vicente Aupí)

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"Aun a pesar de tener relojes rotos en los baúles, en las Nubes de Magallanes se guardan los más absolutos y recónditos momentos"

Carmen Cortelles

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