2014-11-09
El Parque Nacional de Ordesa vive en otoño su mayor explosión de color. Mientras las hayas y otros árboles de hoja caduca deslumbran en el entorno del río Arazas durante el día, el cielo de otoño descansa sobre las crestas del relieve. Cassiopeia y Ursa Minor llenan el sector cercano al Polo Norte Celeste al tiempo que Orion se levanta sobre el horizonte este. Cielo y Tierra se dan la mano en este enclave de los Pirineos, en el que la naturaleza está despierta día y noche. La tibia atmósfera otoñal mantiene de madrugada una parte de la actividad vital que rebosa en Ordesa durante las cortas noches estivales, como si el verano boreal no quisiera dejar paso al invierno. El espectáculo astronómico no se disfruta en silencio: la sinfonía del cárabo (Strix aluco) se multiplica gracias al eco de las grandes paredes, que devuelven el sonido al valle. La llamada de esta rapaz es la música nocturna de Ordesa, la melodía que acompaña al asombrado espectador bajo el increíble firmamento de este lugar.
FOTOGRAFÍA: La constelación de Cassiopeia, cuyas estrellas forman una silueta parecida a la de la letra w, descansa poco antes de la medianoche sobre las crestas del Gallinero, en el Parque Nacional de Ordesa, en una tibia noche de octubre. (Foto: © Gonzalo&Vicente Aupí)
"Aun a pesar de tener relojes rotos en los baúles, en las Nubes de Magallanes se guardan los más absolutos y recónditos momentos"
Carmen Cortelles
Estrellas y borrascas
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