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Huracanes, tifones y ciclones tropicales: tempestades con nombre propio

2011-03-15

Katrina, Ivan, Andrew... Son los nombres propios de algunos de los huracanes más destructivos de la historia reciente, pero la iniciativa de bautizar los ciclones tropicales correspondió al meteorólogo angloaustraliano Clement Lindley Wragge, quien a finales del siglo XIX tomó la decisión de asignarles el nombre de personas conocidas, desde algunas mujeres a personajes dignos de su admiración pasando por políticos que no eran de su agrado. Actualmente, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) supervisa las listas elegidas para denominar estas gigantescas máquinas atmosféricas que se forman entre los 5 y los 20 grados de latitud a ambos lados del ecuador terrestre. En el Caribe y Estados Unidos se conocen como huracanes, en Australia se denominan ciclones tropicales y en numerosos países de Asia se habla de tifones, pero en todos los casos se trata del mismo fenómeno: una borrasca de origen tropical que en una vez madurada alcanza centenares de kilómetros de diámetro y va acompañada por vientos sostenidos que superan los 120 kilómetros por hora. Los criterios de denominación han experimentado extraordinarios vaivenes a lo largo de la historia y han adolecido de etiquetas muy controvertidas, como la orden de que sólo se usaran nombres de mujeres, que estuvo vigente hasta 1978. Desde entonces, se usan tanto masculinos como femeninos en listados elaborados para seis años que se completan con las letras del alfabeto griego en el caso de que la temporada haya sido tan activa que se hayan usado los 21 nombres elegidos inicialmente. Cuando un ciclón causa graves daños o es muy destructivo se eliminan sus nombres de las listas para los años siguientes, y por ello los tres mencionados más arriba ya no se utilizan. Irene, José y María son algunos de los nombres de la lista para la temporada de huracanes de 2011.

 

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FOTOGRAFÏA: El ojo del huracán Ivan, fotografiado desde el espacio el 11 de septiembre de 2004 . La imagen fue tomada a una altitud de 370 kilómetros por el astronauta Edward Mike Fincke a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS), cuyos paneles solares aparecen en la imagen. El huracán se hallaba en ese momento sobre la vertical del mar del Caribe. (Foto: NASA)

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