Estrellas y Borrascas

Descubrir las Nubes de Magallanes

2018-09-19

Desconocidas para la mayoría de los habitantes del hemisferio norte, son dos de los grandes tesoros del firmamento. Las Nubes de Magallanes, símbolo del cielo austral, embelesaron a los exploradores de los Mares del Sur, empezando por Fernando de Magallanes, el primer navegante europeo que las contempló durante su histórica travesía del océano Atlántico al Pacífico en 1520. Cuatrocientos años más tarde, a principios del siglo XX, Henrietta Swan Leavitt descubrió en ellas las claves para calcular por primera vez la distancia que nos separa de las estrellas, y hoy estas dos diminutas galaxias que orbitan alrededor de la nuestra, la Vía Láctea, siguen siendo el centro de atención de algunos de los principales centros astronómicos del planeta, como el Observatorio Europeo del Sur (ESO). Invisibles desde las latitudes boreales, las Nubes de Magallanes son una sorpresa para el observador europeo que viaja por primera vez al hemisferio sur, cuyo cielo es de tal riqueza y densidad estelar que ya en los siglos XVIII y XIX sucumbieron a la tentación de contemplarlo noche tras noche los ilustres astrónomos Nicolas Lacaille y John Herschel, quienes desde el cabo sudafricano de Buena Esperanza las estudiaron y, no conformándose con ello, aprovecharon su estancia bajo las estrellas australes para catalogar nuevas constelaciones y miles de objetos celestes desconocidos hasta entonces en Europa.

 

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ILUSTRACIÓN: Recreación antigua del firmamento austral coronando los Mares del Sur con el gran trazo de la Vía Láctea y las Nubes de Magallanes (arriba del centro). La ilustración pertenece a la colección del Observatorio Astronómico de la Universidad de Valencia (OAUV).