2010-03-30
El Monte Washington, cumbre estadounidense de más de 1.900 metros situada en el estado de New Hampshire, ha sido desbancado como lugar del récord mundial de viento. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha anunciado recientemente que el nuevo récord es de 408 kilómetros por hora, registrados durante un ciclón tropical el día 10 de abril de 1996 en la isla australiana de Barrow. De esta forma, oficialmente se reconocen superados los 372 kilómetros por hora que se mantenían como récord de racha más intensa desde el 12 de abril de 1934 y que durante todo este tiempo habían granjeado al Monte Washington la fama de ser el lugar en el que se sufría el peor tiempo del mundo.
En realidad, la superación del récord de viento no va a suponer que esta cumbre norteamericana pìerda su merecida fama, porque la marca de Barrow se produjo durante el ciclón tropical —que es como se llama en Australia a los huracanes— Olivia, mientras que en el Monte Washington la extraordinaria intensidad del viento es el principal rasgo de su personalidad climática y no un acontecimiento excepcional. En esa cima se da una media de 110 días al año en los que el viento supera los 120 kilómetros por hora, el umbral a partir del cual se considera velocidad huracanada. El personal del observatorio ha llegado a rodar algunos videos en los que se les ve en el exterior intentando caminar contra el viento, lo cual empieza a ser difícil a esa velocidad y extremadamente complicado a partir de 150 kilómetros por hora, valor que también se supera con notable frecuencia. Sin embargo, no es sólo el viento el factor meteorológico que acredita las adversidades que se dan allí. Muchos inviernos, rachas superiores a los 100 kilómetros por hora se combinan con temperaturas de –20 ºC, y en una ocasión, en enero de 2004, se combinaron vientos sostenidos de 141 kilómetros por hora con una temperatura de –42 ºC, lo que supuso una sensación térmica equivalente a –75 ºC. Esta combinación de datos es sumamente peligrosa, porque sin la adecuada protección la piel y la carne se congelan instantáneamente.
Aquí, en España, nos sorprendemos con temporales de viento en los que rachas momentáneas de más de 100 kilómetros por hora son suficientes para derribar techumbres, árboles y muros, pero no se trata de vientos sostenidos como los que se dan en el Monte Washington o en las zonas afectadas por huracanes y ciclones tropicales, donde velocidades de 120 a 200 kilómetros por hora se mantienen durante varias horas seguidas.
Llama la atención que se reconozca ahora un récord que se produjo en 1996, pero es que el dato de la isla Barrow ha permanecido todo este tiempo bajo la sombra de la duda, hasta que un comité científico ha determinado que se midió con el instrumental correcto y en condiciones adecuadas. Con ello, la OMM ha aceptado el registro y la nueva marca pasa como hito planetario a los anales del clima.
Récords mundiales no se producen con frecuencia. En cualquier país es suficiente un temporal de viento u olas de calor o frío para que caigan los récords climáticos nacionales, pero a escala planetaria las cifras se mueven más lentamente en la maquinaria atmosférica. Por ello, el récord mundial de calor se mantiene en 57,8 °C desde el 13 de septiembre de 1922 en El Azizia (Libia). El de frío es nucho más reciente: –89,2 °C en la base rusa Vostok, situada a 3.420 metros de altitud en el corazón de la Antártida, donde el termómetro se hundió hasta esa inconcebible temperatura el 21 de julio —invierno austral— de 1983.
El récord de lluvia anual lo tiene Cherrapunji (India), donde se recogieron 26.470 litros por metro cuadrado entre agosto de 1860 y julio de 1861. En la isla de La Reunión, al este de Madagascar, tienen, sin embargo el récord de lluvia en 24 horas: 1.825 litros por metro cuadrado en enero de 1966. Y en el polo opuesto Arica, en Chile, ostenta el mayor periodo sin lluvia: no cayó una gota entre octubre de 1903 y enero de 1918.
Fotografía: Imagen publicada el 14 de enero de 1882 en la revista Harper's Weekly de Nueva York, en la que aparecen dos vistas del Observatorio de Monte Washington (arriba) y una perspectiva de las White Mountains (abajo).
"Aun a pesar de tener relojes rotos en los baúles, en las Nubes de Magallanes se guardan los más absolutos y recónditos momentos"
Carmen Cortelles
Estrellas y borrascas
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