2013-10-15
Las vemos casi todos los días, pero la mayoría de la gente desconoce lo que son. "Vapor de agua" es la respuesta, y el error más común, alimentado por fuentes como el propio Diccionario de la Lengua, que nos decía hasta hace poco acerca de las nubes que son una "masa de vapor acuoso suspendida en la atmósfera". De hecho, la Real Academia modificó la acepción recientemente y en la actualidad el diccionario ya aporta la definición correcta: "Agregado visible de minúsculas gotitas de agua, de cristales de hielo o de ambos, suspendido en la atmósfera y producido por la condensación de vapor de agua". Las nubes, pues, están formadas por agua líquida o por hielo en forma de minúsculas gotitas o cristales, pero no por el gas que es el vapor. Realmente, las nubes se forman y se ven cuando el agua abandona su estado gaseoso y pasa al líquido o al sólido. Aparecen cuando el vapor de agua se condensa, como en los típicos días de verano en los que el Sol calienta el suelo y éste, por conducción, hace lo propio con las masas de aire que descansan sobre él, que empiezan a ascender y, al enfriarse, acaban condensándose y formando los famosos Cumulonimbus, las grandes nubes de tormenta que alcanzan alturas de más de 8 o 10 kilómetros. En el caso de nubes altas, como los Cirrus, el elemento fundamental son cristales de hielo. El vapor de agua, por otra parte, es totalmente transparente, por lo que cuando está presente en el aire no lo vemos. Esas gotas de agua o cristales de hielo que forman las nubes y que permanecen suspendidos en la atmósfera como por arte de magia, se precipitan a la superficie, en forma de lluvia, nieve o granizo cuando alcanzan el tamaño necesario para caer. Lo habitual es que las nubes se desarrollen a gran altura, sobre la atmósfera, pero cuando eso sucede a ras de suelo observamos la niebla, que no es otra cosa que una nube en superficie que limita la visibilidad a menos de un kilómetro de distancia. Las nubes son, sin duda, uno de los grandes espectáculos que nos ofrece la atmósfera.
Imagen: Nubes coronando los Alpes Berneses en un día de invierno. (Foto: Vicente Aupí)
"Aun a pesar de tener relojes rotos en los baúles, en las Nubes de Magallanes se guardan los más absolutos y recónditos momentos"
Carmen Cortelles
Estrellas y borrascas
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