La Nebulosa Norteamérica (NGC 7000) es uno de los objetos celestes más destacados de la constelación del Cisne (Cygnus). La vemos aquí con la estrella Deneb, una de las tres componentes del Triángulo Estival, un asterismo del que también forman parte Vega y Altair. (Foto: © Vicente Aupí)
Las constelaciones del verano boreal ya se asoman en el firmamento. Hacia la medianoche destacan sobre el horizonte este Cygnus, Lyra y Aquila, las constelaciones cuyas tres estrellas principales forman el denominado Triángulo Estival. Son Deneb, Vega y Altair, tres soles notables que ya en mayo refulgen de madrugada a pesar de que es en julio y agosto cuando resulta más fácil localizarlos, puesto que son visibles la mayor parte de la noche en lo alto del cielo. Junto a ellas reaparece también el inconfundible camino estelar que marca la Vía Láctea, nuestra galaxia, que cruza la bóveda celeste como una nube indisoluble formada por miríadas de estrellas. En Cygnus, junto a Deneb, podemos encontrar otras estrellas excepcionales como Albireo, un sistema estelar binario cuyas dos componentes, de color azul y amarillo respectivamente, son un espectáculo a través del telescopio. Y la Nebulosa Norteamérica (NGC 7000), un objeto esquivo cuando observamos en la ventana óptica pero que aparece en las fotografías o cuando usamos filtros especiales que nos permiten detectar la longitud de onda de esta nebulosa de emisión cercana a Deneb. En Lyra, además de Vega, se esconden la Nebulosa del Anillo (M 57), una peculiar nebulosa planetaria al alcance de los telescopios del aficionado, y Epsilon Lyrae. Este sistema estelar múltiple ya lo perciben como una estrella doble las personas de vista aguda, pero si además lo enfocamos con un telescopio a gran aumento nos sorprenderemos al comprobar que cada una de esas dos componentes es, a su vez, un sistema binario. En Aquila, Altair tiene uno de los nombres más sugestivos que conocemos, de origen árabe, que nos habla de "la que vuela". Es una estrella blanca situada a algo más de 16 años luz del Sistema Solar, con peculiaridades como el movimiento de rotación, uno de los más rápidos que se han observado, ya que gira en algo más de seis horas.
"Aun a pesar de tener relojes rotos en los baúles, en las Nubes de Magallanes se guardan los más absolutos y recónditos momentos"
Carmen Cortelles
Estrellas y borrascas
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