Estrellas y Borrascas

Tiempos de rigores climáticos en los dos hemisferios

Vivimos tiempos de rigores climáticos. El invierno en el hemisferio norte y el verano en el hemisferio austral se han aliado con duros temporales, de frío y nieve en el primer caso y con catastróficas inundaciones en el segundo. Brasil y Australia sufren la peor parte, con centenares de víctimas mortales y un impacto económico y social muy grave. Las lluvias torrenciales del estado australiano de Queensland son las más intensas en un siglo y parecen estar asociadas a la influencia de La Niña, la réplica fría del fenómeno conocido como El Niño. En Europa y Estados Unidos, la nieve y el hielo han sido la pauta de este invierno, e incluso España, donde la primera quincena de enero fue anormalmente cálida, vive en esta segunda parte del mes la ola de frío más notable desde el año 2005, con un notable protagonismo de las llamadas heladas negras, popularmente conocidas entre la gente del campo. Estas heladas deben su nombre a dos factores: uno es que no se ven, no dejan huella visible porque el aire es tan seco que no aparece la escarcha ni el tapiz blanquecino habitualmente formado por el hielo. Y el otro es que el frío destruye las partes internas de los vegetales, que reaccionan con la formación de necrosis en sus tejidos internos. Pero los fríos que vive España no son comparables a los que han afectado a otros países de Europa durante este invierno 2010-2011. Capitales como Londres y París, que no pueden considerarse frías, han visto la nieve varias veces, y en países como Polonia el impacto de las bajas temperaturas ha sido extraordinario. No hay certeza sobre ello, pero el mínimo solar de 2008 y 2009 podría explicar una parte de las glaciales condiciones que se están dando en los últimos inviernos en el hemisferio norte.