Estrellas y Borrascas

"Altocumulus castellanus": nubes que profetizan tormentas

Estamos en época de tormentas. La segunda quincena de julio y el mes de agosto, la época más cálida del año en la mayor parte del hemisferio norte, son propicios para la formación de células de tormenta estivales, algo muy característico en esta estación del año en países como España, Francia e Italia. La observación de la atmósfera es un buen consejo para aprender a conocer la evolución del tiempo y, ahora, en el verano boreal, disponemos de un mensajero que nos anuncia muchas veces la inminencia de una tarde de tormentas. Son nubes proféticas que anuncian inestabilidad atmosférica: los Altocumulus castellanus, cuyo nombre no es ninguna casualidad. Su aspecto almenado, como el de las torretas de un castillo, le ha valido ese nombre, que hace honor a su aspecto inconfundible. Se suelen ver a media mañana, cuando una calma atmosférica engañosa no hace presagiar cambios significativos en el estado del tiempo. Pero en más de un 90% de los casos, la presencia de Altocumulus castellanus es la señal certera de que el día acabará con tormentas. Aparecen sobre un cielo predominantemente azul con una forma alargada que cruza la atmósfera, pero es habitual que después de recortarse sobre el cielo desaparezcan como si tal cosa. Sin embargo, después de disiparse, al cabo de unas horas empieza la formación de tormentas. Su carácter profético está relacionado con las corrientes atmosféricas y la actividad convectiva propias de los días de gran inestabilidad atmosférica, y está documentado estadísticamente que en la mayor parte de los casos una mañana presidida por este tipo de nube desemboca en una tarde de tormenta, aunque, como es lógico, siempre hay excepciones.