Sirius, la estrella más brillante del cielo, destaca en la constelación de Canis Major. (Foto: Vicente Aupí)
El periodo de mediados de julio a mediados de agosto es habitualmente el más cálido del año en latitudes medias del hemisferio norte. En España se conoce popularmente como la canícula, que se asocia con las semanas más calurosas del verano. Sin embargo, el origen de la palabra latina canícula no es meteorológico, sino astronómico, ya que está relacionado con la constelación Canis Major (Can Mayor), cuya estrella principal, la famosa Sirius, aparece en el cielo del alba a lo largo del mes de julio tras haber permanecido oculta desde finales de la primavera al hallarse detrás del Sol desde la perspectiva de la Tierra. En el antiguo Egipto, esa primera aparición de Sirius en el firmamento matutino -fenómeno que en astronomía se denomina ascensión helíaca- era celebrada en las tierras del Nilo, ya que marcaba el periodo de crecidas fluviales, vital para la agricultura de sus riberas. Tanto en Egipto como en España, Sirius, la estrella más brillante del cielo nocturno, se aleja ahora poco a poco de la posición del Sol y cada día sale un poco más temprano por el horizonte este. Su vínculo histórico con el antiguo Egipto y su brillo en el cielo han hecho de Sirius una estrella mítica, rodeada además de una aureola de leyenda desde que se descubrió en el siglo XIX que es, en realidad, un sistema estelar binario, es decir, compuesto por dos estrellas. Sirius A y Sirius B son dos soles muy diferentes, ya que esta última es una enana blanca, una estrella en las últimas fases de su evolución, de pequeño tamaño pero extraordinariamente densa. Habitualmente, el resplandor de Sirius A impide atisbar Sirius B a través del telescopio, pero actualmente entramos en la etapa de máxima separación angular entre ambas estrellas, que irá aumentando hasta el año 2025, lo que facilitará la observación de la enigmática compañera. Para los habitantes del hemisferio norte, Sirius y la constelación de Canis Major son astros de invierno, ya que están visibles toda la noche en las semanas cercanas al solsticio de diciembre. En junio, cuando llega el solsticio de verano (invierno en el hemisferio sur), la Tierra se halla en una posición de su órbita que coloca al Sol en la perspectiva visual de Canis Major y la cercana constelación de Orion, por lo que ninguna de ambas puede verse al principio del verano.
"Aun a pesar de tener relojes rotos en los baúles, en las Nubes de Magallanes se guardan los más absolutos y recónditos momentos"
Carmen Cortelles
Estrellas y borrascas
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