Campos tapizados de blanco en las cercanías del río Jiloca durante la nevada tardía del 28 de abril de 2013. (Foto: Vicente Aupí)
Noviembre parece dispuesto a salvar el balance pluviométrico de un otoño que se presumía muy seco por el anómalo comportamiento que tuvo octubre, cálido y nada húmedo en las comunidades mediterráneas, en las que los temporales de lluvias intensas no acudieron a su cita anual. Además, se perfila un final de mes con temperaturas por debajo de lo normal en la mayor parte de España, en lo que podemos considerar la primera ola de frío de la temporada. No es que los valores sean de récord, pero si se cumplen los mapas previstos se va a mantener el frío y las nieves volverán después del manto blanco que ya ha vestido numerosos lugares del interior. En ellos, además, la atmósfera ha regalado con generosidad esa nieve, que se ha ido fundiendo en cotas medias y ha supuesto un bálsamo para el suelo, que apenas había recibido agua desde las últimas tormentas estivales. Tal vez no nos equivoquemos al decir que este año nos quedamos sin otoño. En lo térmico, está claro que hemos pasado sin medias tintas del calor al frío, y en lo que concierne a las precipitaciones, aunque llueve junto a la costa, el protagonismo de la nieve en las serranías y el aire frío del norte dibujan tintes más invernales que otoñales. Recordemos que meses atrás apenas hubo primavera, porque prácticamente pasamos del invierno al verano. Da la sensación de que el clima quiere conformarse ahora con dos estaciones y no le da opción a la primavera y al otoño.
"Aun a pesar de tener relojes rotos en los baúles, en las Nubes de Magallanes se guardan los más absolutos y recónditos momentos"
Carmen Cortelles
Estrellas y borrascas
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