Las nubes estelares de la Vía Láctea en la constelación de Cassiopeia. (Foto: Vicente Aupí)
El firmamento de verano es diferente al de invierno a causa de los cambios de perspectiva originados por el movimiento orbital de la Tierra alrededor del Sol. Ahora, constelaciones tan famosas como Orion son invisibles porque el Sol está delante de ellas, y será necesario esperar hasta finales de julio o principios de agosto para que podamos volver a verla poco antes del amanecer. Con la llegada del verano boreal, la protagonista destacada en el firmamento es la Vía Láctea, nuestra propia galaxia. Es ese trazo blanquecino que cruza toda la bóveda celeste y que, después de la medianoche, se extiende de norte a sur. Desde la latitud de la España peninsular abarca desde Cassiopeia y Perseus hasta Sagittarius y Scorpius, donde se pierde de la vista bajo el horizonte y sugiere la extraordinaria riqueza estelar de las constelaciones del hemisferio sur, no visibles desde las latitudes medias del hemisferio norte. La franja lechosa que vemos está formada por millones de estrellas de nuestra galaxia, que no podemos distinguir individualmente con nuestros ojos y sólo es posible hacerlo con la ayuda óptica de prismáticos o telescopios. La Vía láctea, nuestra ciudad estelar, alberga unos 150.000 millones de estrellas, y lo que vemos en las noches de verano mirando hacia arriba son sus zonas de mayor densidad. Si dirigimos la mirada hacia Sagitarrius, lo que contemplamos es el corazón galáctico, puesto que el centro de la galaxia está justo detrás. Por eso las nubes estelares parecen todavía más densas en esta dirección. El mejor consejo para observar bien la Vía Láctea es alejarse de las ciudades y hacerlo en plena naturaleza. Constituye una excelente experiencia observarla a simple vista o con unos simples prismáticos desde el campo o la montaña. Si nos tumbamos en una hamaca o en el suelo en una zona con horizontes amplios, podremos barrer sus densos campos estelares con los prismáticos, que revelarán detalles extraordinarios al observador. Con ellos podremos contemplar objetos como el Doble Cúmulo en Perseus, la Estrellas Granate de Herschel en Cepheus y la Nebulosa de la Laguna en Sagittarius entre otros muchos.
"Aun a pesar de tener relojes rotos en los baúles, en las Nubes de Magallanes se guardan los más absolutos y recónditos momentos"
Carmen Cortelles
Estrellas y borrascas
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