Microbarograma de los días 18 y 19 de enero de 2013 en el Observatorio de Torremocha. La presión atmosférica cayó desde los 900 milibares de la madrugada del día 18 a poco más de 872 en la tarde del día 19.
El invierno 2012-2013 ha venido agitado. Uno de los patrones climáticos de España es la estabilidad atmosférica invernal, con protagonistas recurrentes como el anticiclón que suele merodear en diciembre y enero por la Península Ibérica, al que se deben los fríos típicos de radiación con heladas nocturnas incluso en la zona prelitoral y ambiente diurno tibio salvo en donde las nieblas no consiguen levantar. El invierno actual, en cambio, es cualquier cosa menos estable. La estación fría ha deparado hasta ahora un poco de todo, incluidas nevadas muy copiosas en los Pirineos, pero en los mapas de alertas meteorológicas de las últimas semanas el que gana por goleada es el viento. La ciclogénesis explosiva Gong fue seguida por millones de personas gracias a internet y produjo días atrás una gran expectación entre los aficionados a la meteorología. En el Observatorio de Torremocha, el paso de la borrasca por la Península hizo descender la presión atmosférica hasta los 872 milibares (o hectopascales, hPa) al nivel de la estación, que es de 996 metros en el emplazamiento del barógrafo. Esa presión equivaldría a unos 979 milibares al nivel del mar, y es, con toda probabilidad, la más baja que se ha registrado hasta la fecha desde que se instaló el primer barógrafo en el Observatorio de Torremocha en septiembre de 1986.
"Aun a pesar de tener relojes rotos en los baúles, en las Nubes de Magallanes se guardan los más absolutos y recónditos momentos"
Carmen Cortelles
Estrellas y borrascas
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