Aurora polar sobre la cúpula geodésica de la base científica Amundsen Scott. (Foto: Jonathan Berry/National Science Foundation)
El continente helado duerme su noche polar. Mientras el sol de medianoche alumbra las 24 horas del día el Círculo Polar Ártico, la Antártida trasnocha en oscuridad total. El solsticio del 20 de junio de 2012 marca el cambio de estación astronómica en todo el planeta: empieza el verano en el hemisferio norte y el invierno en el hemisferio austral. Durante las semanas cercanas al solsticio, en latitudes árticas el Sol no se pone en todo el día, pero en el Círculo Polar Antártico sucede justamente lo contrario, es decir, que nuestra estrella no se levanta por encima del horizonte. Es el proceso inverso al que se da en el solsticio de diciembre, cuando el día es constante en latitudes australes y la noche polar se adueña del Ártico. Pero ahora, en el lugar más frío de la Tierra, las bases científicas Amundsen Scott y Vostok, cercanas al Polo Sur, registran las temperaturas más bajas del año en todo el planeta, con registros habituales de -60 a -70 ºC. Allí, en la base Vostok, se observó el 21 de julio de 1983 el récord de frío mundial: -89,2 ºC. El pasado diciembre se cumplieron 100 años de la llegada del hombre al Polo Sur, visitado primero por la expedición de Roald Amundsen y después por la malograda de Robert Falcon Scott. En este siglo transcurrido desde entonces, la Antártida ha podido mantenerse prácticamente virgen y continúa siendo nuestro mayor tesoro natural.
Torremocha del Jiloca, 17 de junio de 2012
"Aun a pesar de tener relojes rotos en los baúles, en las Nubes de Magallanes se guardan los más absolutos y recónditos momentos"
Carmen Cortelles
Estrellas y borrascas
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